Una de las edificaciones más conocidas en Veracruz es la fortaleza San Juan de Ulúa ha sido el escenario de diversos acontecimientos históricos, sin embargo, su etapa como cárcel fue una de las más tétricas en la historia de México.
Fue construida la edificación de San Juan de Ulúa en 1535 para proteger a las embarcaciones que fondeaban en el puerto de Veracruz.
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Origen de su nombre
Su nombre se deriva de dos partes, la primera parte es San Juan por el capitán español de exploración Juan de Grijalva y Ulúa deformación de la pronunciación indígena culúa.
Aunque dentro de su historia también es conocido por ser cuatro veces heroico, por ser parte fundamental en el combate armado ante fuerzas enemigas y fue casa presidencial, su uso como cárcel es la parte más tétrica de ella.
Funcionó como cárcel más de 150 años, las celdas de 8 metros por 20 metros reguardaban al menos 200 personas.
Castigos en San Juan de Ulúa
Los peores castigos que podría tener un hombre sentenciado en la fortaleza/cárcel de San Juan de Ulúa al cruzar el “puente el último suspiro” o “puente sin retorno” eran las condiciones climatológicas como el calor de la costa, deshidratación y hambre, población de prisioneros, poca higiene, humedad proveniente del mar y oscuridad.
Las celdas tenían 10 centímetros de agua cada que subía la marea, de esta forma muchos no llegaba han recibir sus sentencias debido a las dificultades que la misma edificación ponían en cualquiera que llegara acusado de algún delito.
Además, de esto hay que considerar que la cárcel está rodeada de mar, quien intentara adentrarse en el agua debía estar consciente de los riesgos como tiburones y otros depredadores. Si pareciera poco contaban con castigos físicos como estiramiento en el potro, gotas de agua que los enloquecían y trabajos forzados bajo el sol.
Solo un condenado pudo librar el infierno
En Veracruz es conocida la historia de Jesús Arriaga conocido por su apodo Chucho el roto, el único hombre en escapar de la prisión, la leyenda de Chucho menciona que era un hombre nacido en Santa Ana Chiautempan, estado de Tlaxcala en 1858, quien fue sentenciado por ladrón era considerado un Robin Hood, robando a los ricos para darle a los pobres al estar encerrado en San Juan de Ulúa pudo escapar escondido en un barril.
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