En momentos en los que el mundo se encuentra en camino a “un infierno climático con el pie en el acelerador”, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, exhortó a decenas de mandatarios a contribuir por el bien del cambio climático, destacando a los dos países que más contaminan en el mundo: Estados Unidos y China.
Guterres no fue el único que sermoneó a las naciones, tratando de despertar el sentido de urgencia en la conferencia anual de la ONU sobre el clima.
“Elijan la vida sobre la muerte”, instó el exvicepresidente estadounidense Al Gore. “No es momento de una cobardía moral”.
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Otros países se quejan de los que más contaminan
Algunos de los exhortos más contundentes fueron realizados por los mandatarios de naciones pobres que no contaminan mucho, pero que a menudo reciben una buena parte de los daños relacionados con el cambio climático. Varios pidieron el pago de reparaciones a las naciones desarrolladas, que en las negociaciones climáticas son llamadas “pérdidas y daños”.
“África no debería de pagar por crímenes que no ha cometido”, comentó el presidente de la República Centroafricana, Faustin Archange Toudera, añadiendo que las naciones ricas eran las culpables del problema climático.
“El cambio climático está amenazando directamente la vida, la salud y el futuro de nuestra gente”, comentó el presidente keniano William K. Ruto en referencia a África, la cual se prevé sufrirá 50.000 millones de dólares al año en daños por el cambio climático para 2050. Ruto dijo que Kenia está optando por no utilizar muchos de sus recursos de “energía sucia”, a pesar de que ello podría ayudar económicamente a la pobre nación, y en su lugar ha optado por combustibles más limpios.
Las pérdidas y los daños “son nuestra experiencia diaria y la pesadilla de millones de kenianos y cientos de millones de africanos”, señaló Ruto.
El presidente de Seychelles, Wavel John Charles Ramkalawan, comentó que “al igual que otras islas, nuestra contribución en la destrucción del planeta es mínima. Sin embargo, somos los que más sufrimos”. Pidió a las naciones ricas que ayuden a reparar los daños.
La primera ministra de Barbados, Mia Mottley, pidió una revisión masiva de los préstamos internacionales para el desarrollo y un impuesto del 10% a las empresas de combustibles fósiles, las cuales obtuvieron “200.000 millones de dólares en ganancias en los últimos tres meses”.
“No necesito repetir el horror y la devastación que ha sufrido esta Tierra en el transcurso de los últimos 12 meses desde que nos reunimos en Glasgow”, dijo Mottley. “Ya sean las apocalípticas inundaciones en Pakistán o las olas de calor desde Europa hasta China o, de hecho, en los últimos días en mi propia región, la devastación causada en Belice por la tormenta tropical Lisa o las inundaciones torrenciales de hace unos días en Santa Lucía”.
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En vísperas de la conferencia de este año, conocida como COP27, mandatarios y expertos han hecho sonar la alarma de que se está agotando el tiempo para evitar aumentos catastróficos en la temperatura global. Pero las advertencias pueden no tener el impacto de las reuniones anteriores debido a muchos otros desafíos que atraen la atención de los líderes, como la guerra en Ucrania.
“En la lucha por la vida en la Tierra, nadie es un espectador”, dijo el rey Abdullah de Jordania. “Cada contribución cuenta. La COP27 nos ha reunido para sumar fuerzas y mantenernos firmes. Estamos al principio de una larga, desafiante y urgente transformación”.
Más de 100 mandatarios intervendrán durante los próximos días en la reunión de Egipto, la mayoría de ellos procedentes de naciones en vías de desarrollo que exigen una mayor rendición de cuentas a las naciones más ricas y contaminantes. Gran parte de sus discursos se centrarán en contar sus historias de devastación por desastres climáticos, incluyendo un discurso el martes del primer ministro de Pakistán, Shahbaz Sharif, donde las inundaciones de mediados de año causaron al menos 40.000 millones de dólares en daños y desplazaron a millones de personas.
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